miércoles, 27 de septiembre de 2017

La comedia dramática que engancha

(Wenceslao Trujillo)

(Ateneo Teatro Salamanca. 24 septiembre 2017- 20h. Centro Cultural de Vitigudino)

El estilo de Alejandro Casona es visible a distancia. Muñidor de vientos humanos reconocibles y eternos. La Dama del Alba, La Barca sin pescador, la Sirena varada...pedantilla en ocasiones, cursilón otras, pero siempre arquero certero de la condición humana. En este caso, Casona, explica bajo metáfora bíblica, lo difícil que nos resulta aguantar en pie y con mente sensata, el devenir de la existencia. Momentos de locura transitoria, de músculos vitales atensionados...es cuando la vida no nos alimenta el espíritu, no nos sirve de nada, es más nos molesta hasta la piel que habitamos (Almodóvar dixit). Como dice en un momento el personaje de la Dama triste: "quisiera ser planta, agua de torrente, alma sola". Por momentos nos cansa tanto el vivir que queremos expresarnos como naturaleza, abrazarnos a ella, contemporizar con ella.
 Pero Casona dibuja en el texto otros puntos cardinales: el odio soterrado, la envidia, el interés mediático, el egoísmo, el amor exhibicionista, la nostalgia dormida de los recuerdos felices, el amor platónico, desorientado e irreal...y el choque con la rutina a pie de obra. Historias varias que se entrecruzan en la red vistosa y lujosa de un hotel donde uno va a agotar sus últimas consecuencias vitales.
 Pero no todos los personajes buscan la puntilla física por senderos semejantes. Hay fórmulas de incontenida vanidad, que llega al espectador como un ejercicio de simpático ternurismo, como la que ostenta el personaje de Cora Yako. El Doctor Roda, con su lacónica y explícita presencia, ejerce un magisterio sólido, que sin embargo al final, parece tambalearse, cuando Chole le descubre otra visión de la vida y la muerte. Lo que se dice entrar en razón, una razón de vida y esperanza.
 Ateneo Teatro Salamanca resuelve sobre las tablas estos conflictos existenciales con una puesta en escena adecuada y pertinente, ni sobria ni recargada.
 El desarrollo interpretativo es coral, con textos más breves en los casos del Doctor Roda y Germana pero de igual importancia en lo referente al "cosido" general de la obra. Los actores ofrecen una excelente medida interpretativa y consiguen que "Prohibido suicidarse en primavera" vuele entre el silencio y la atención del espectador, encogiendo unas veces el corazón y sonriendo otras. En definitiva las máscaras esenciales del arte de Talía: comedia y tragedia. La vida misma.