martes, 21 de junio de 2016

El espejo, el mejor amigo del actor

Siempre me ha sorprendido lo difícil que es para un actor verse así mismo interpretando un papel. He trabajado con actores que no han entrado al estreno del corto porque no soportaban verse, seguro que cada cual tiene sus motivos pero analicemos que es lo bueno de verse a uno mismo.
Cuando daba clases de interpretación, grababa escenas con mis alumnos, y al día siguiente las poníamos en clase, ¿por qué? Porque quería asegurarme de que lo iban a ver y no tendrían escapatoria.
Ahora en serio, cuando no os veis a vosotros mismos perdéis un máster en interpretación.
Es como si yo hiciese un cortometraje y no lo viese luego, me he tirado muchísimo tiempo pensando en la planificación, teniendo reuniones de equipo, he invertido gran parte de mi tiempo en ello así que me merezco ver el resultado, y ver mis cagadas, eso hace que pases de ser alguien que hace lo que sale a alguien que hace lo que SABE, sino lo veo ¿cómo voy a aprender, cómo voy a ver los fallos que he cometido para hacerlo mejor luego?
Tengo la sensación de que cuando un actor se mira así mismo trabajando, se descubre. Por eso cuando veo que un actor está atascado y no le sale algo directamente le digo ven al monitor y echar un ojo, porque no es consciente de qué sensación da desde fuera.
Muchas veces, cuando trabajáis una escena, no os dais cuenta de los gestos qué hacéis, es más, me decís sentía “esto”; pero “esto” no tiene conexión con lo que dice vuestro cuerpo ni vuestra cara. Es muy importante saber administrar estos gestos, y esas posturas que proyectan una sensación u otra en tu interpretación. Y hacerme caso guardar ese gesto que os sienta tan bien como “oro en paño”, eso puede ser vuestra “marca de la casa”. Las cejas de Jack Nicholson, la barbilla de Robert De Niro cuando se estresa, los ojos grandes y expresivos de Nichole Kidman…
El actor puede sentir muchas emociones por dentro, pero sino lo expresa hacia fuera, es que algo no estamos haciendo bien ni el director ni el actor.
Lo más bonito de verse a uno mismo es que seguramente solo necesites corregir un poco de esto y de aquello para llegar a la interpretación que verdaderamente deseáis, solo hay que hacer la mezcla perfecta.
Lo bueno y lo malo del cine es que es una LUPA, y que cualquier cosa que hagáis con la mirada o con el rostro se multiplicará por cien.
Es en este momento cuando la figura del director os tiene que dirigir y echaros un cable. Podéis preguntarles cómo lo ven ellos, qué deberíais corregir, incluso si os habéis quedado con ganas de sacar algo más, podéis pedirle hacer otra toma.
Así que la próxima vez que alguien os ponga lo que habéis hecho abrir los ojos y mirar sin juzgaros, sacar pecho y al toro, de ello aprenderéis un montón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario